Niveles de Oración
Vemos 3 Niveles
Nro 1, En primer lugar tiene que escudriñar la Palabra de Dios. Encuentre pasajes bíblicos que se aplican a su situación y úselos como la base de su petición. Luego arrodíllese y pregunte al Espíritu Santo. Tome tiempo. Deje que le ayude a desarrollar su petición en forma detallada. Una buena manera de hacer eso es pasar tiempo orando en otras lenguas. Romanos 8:26-27.
Espere que Dios le muestre cosas "de corazón a corazón". El quiere que usted conozca su voluntad. Por lo tanto, ponga atención cuando esté orando. Por último, escríbalo. Haga una petición formal escrita, anotando cada pasaje que encuentre. Además, al esperar que el Espíritu Santo le dé detalles, anote las ideas y pensamientos que Él le dé.
Y otra vez : Tómese el tiempo necesario. Deje que el Espíritu desarrolle su oración. Trate de asimilar la verdad que le está mostrando y espere a que actúe en usted. Afirme la petición en su mente y cuando esté preparado, preséntesela a Dios. SIN DUDA, El estará escuchando.
1 Juan 5:14,15 "Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye, y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos la peticiones que le hayamos hecho".
Nro 2. Buscar. Es un nivel más profundo de oración. Este es el nivel de oración en el que las respuestas no son tan inmediatas como en el nivel de pedir. Los 120 se reunieron en el aposento alto donde “continuaron” en oración como un ejemplo de buscar. Estos hombres y mujeres buscaban el cumplimiento de la promesa del Espíritu Santo y continuaron “buscando” hasta que la respuesta vino (Hechos 1-2).
Golpear es aún un nivel más profundo. Es oración persistente cuando las respuestas se retrasan en llegar. Es ilustrado por la parábola de Jesús dicha en Lucas 11:5-10.
Nro 3. Golpear. El nivel de golpear es el nivel más intenso de la
guerra espiritual en oración. Esta ilustrado por la persistencia de Daniel que continuó golpeando a pesar del hecho que no veía resultados visibles ya que Satanás estorbaba en la respuesta de Dios (Daniel 10).